martes, 16 de febrero de 2010

Y entonces, ¿ahora qué?



Es curioso, por la frecuencia en la que pienso en aquello que deseé a los 12 años en el momento de hacer una elección, siento que fue entonces realmente cuando tomé las grandes decisiones de mi vida. Sobre qué clase de persona quería ser, cuáles iban a ser los principios en los que basaría mi existencia y qué quería ver al llegar al final de mi vida y mirar atrás.

No debería haber pensado tanto. Quizás ahora no me resultaría tan complicado rebelarme contra las elecciones que un día decidí que tomaría a medida que se fueran presentando. Porque ha llegado otro de esos momentos importantes, y si bien hasta ahora he actuado guiándome por las bases que un día establecí, he decidido aceptar la realidad: la felicidad se puede encontrar de muchas formas.

Así pues, ahora que se han removido los pilares de mi existencia, que he cuestionado lo que siempre he deseado y lo que en estos momentos deseo, que podría cambiar demasiadas de esas cosas con las que hasta hace tan poco he soñado, porque me he cerciorado de que la felicidad no está en un lugar específico, ni en un trabajo en concreto, ni tiene una forma determinada, sino que puedo transportarla conmigo haga lo haga y esté donde esté, siento vértigo.

Sí, me he percatado de que podría cambiarlo todo. Y entonces, ¿ahora qué?

3 comentarios:

  1. ruthlau tírate a la piscina! a nadar!

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  2. molt molt molt bé. Sempre dic que tots portem equipatge, però no ens hem d'oblidar de portar-hi un somriure. (La felicitat també hi deu cabre, a la maleta, no?)

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